Mayo  11, 2022

Episodio 29: El acoso a la mujer desde la mirada de un hombre. El acoso en cualquier forma sí es nuestro problema.

El acoso hacia la mujer, cualquiera que sea su manifestación, es una violencia injustificada que se ha asumido como parte de rituales o de prácticas culturales que provienen del machismo y del ejercicio de poder de un hombre sobre una mujer. Excusarse es no abordar el tema como corresponde, porque una mujer no tendría por qué ser violentada de ninguna forma, no tendría que sentir miedo al salir a la calle, ni tendría que adecuar su forma de vestir, ni su forma de actuar. Una reflexión para los hombres, porque al final de cuentas, es nuestro problema y debemos asumir nuestras responsabilidades para transformar estas prácticas y rituales.
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Episode cover: El acoso a la mujer desde la mirada de un hombre. El acoso en cualquier forma sí es nuestro problema.

Música: Camilo Monery


Hola, mi nombre es Andrés Novoa y esto es KWX Kuwoxati podcast

Les doy la bienvenida al episodio 29

El acoso a la mujer desde la mirada de un hombre

El acoso en cualquier forma sí es nuestro problema

Preludio

El acoso, cualquiera que sea su manifestación, callejero, sexual, psicológico, laboral, hostigamiento, es una violencia injustificada que se ha asumido como parte de rituales o de prácticas culturales que provienen del machismo y del ejercicio de poder de un hombre sobre una mujer. Excusarse es no abordar el tema como corresponde, porque una mujer no tendría por qué ser violentada de ninguna forma, no tendría que sentir miedo al salir a la calle, ni tendría que adecuar ni su forma de vestir, ni su forma de actuar para habitar el espacio donde se encuentre. Es muy heavy saber que las mujeres deben estar cuidándose todo el tiempo, pareciera que los hombres hacemos parte de un documental de Discovery o National Geographic acechando a la presa para poder actuar. Y estamos muy equivocados señores, este problema no es de ellas, es de nosotros. Debemos hacer un alto en el camino, reflexionar sobre nuestras formas y hacernos responsables de nuestra conducta. Así, este episodio es una reflexión sobre el acoso a la mujer en cualquiera de sus manifestaciones, desde el punto de vista de un hombre que probablemente falló con o sin intención en algunos momentos con sus palabras, con su mirada, con sus acciones, pero que hoy intenta sacar un tema a colación del que todos debemos hablar. Quiero que se abra la conversación sobre este tema, que reflexionemos y por supuesto, que tengamos el valor de reconocer el problema que es nuestro para luego cambiar nuestras prácticas, nuestro lenguaje y nuestra mirada.

Puntos de fuga

No se alcanzan a imaginar el nivel de enojo e indignación que he tenido con algunas prácticas de los hombres, sobre todo desde que soy consciente de las problemáticas respecto al acoso y al respeto que deberíamos tener hacia las mujeres, no solo por ser mujeres, sino por ser seres humanos con los que compartimos un espacio. Hace algún tiempo, pude ver como a mi sobrina de corta edad, un hombre viejo le decía cosas en la calle como si no fuera ningún problema, tuve que putearlo y echarlo del lugar, o ver como mi pareja vuelve hecha mierda luego de salir a la calle sola, y que un tipo la persiga diciéndole cosas en la calle sin que nadie reaccione, o escuchar a mis estudiantes contándome las veces que han sido acosadas en un transporte público, como en un Transmilenio cuando se les acercan demasiado y tienen que colocar sus maletas para separar a la persona o huir del lugar, o en un taxi o en un uber, donde no pueden huir y se sienten indefensas ante la violencia ejercida por el hombre. Porque eso es violencia, cualquiera de las tantas manifestaciones del acoso, son violencia, y es inaceptable pensar que una mujer debe sentir miedo, angustia o temor de salir a la calle sola, de montar en un servicio público o de vestirse de una manera solo porque el hombre piensa que su mirada o su lenguaje, o su forma de acercarse a la mujer es lo que valida a la mujer. La sexualización de la mujer es uno de los más grandes problemas que existen hoy, y que nosotros no asumimos para cambiar las prácticas.

Dejémonos de pendejadas señores, mientras en las cabezas de los hombres parece estar pasando una imagen mental que nos hace sentir como “galanes” o “machos alfa”, influenciado por las historias de quienes nos preceden, de la maldita herencia, del comportamiento de manada, y en gran parte por los medios de comunicación y los diferentes contenidos que estos nos muestran todo el tiempo, en la cabeza de ellas hay miedo o asco y realmente eso no nos hace ni galanes ni machitos. En la primera temporada hice un análisis de Betty la fea y esa imposición del macho, la violencia del macho y el acoso del macho en todos los sentidos, esto como un ejemplo de todo aquello con lo que debemos luchar. Esa posición de macho, heredada y masificada por los medios, tan solo es una de las grandes debilidades que tenemos los hombres, la de no saber valorar a la mujer, leerla, interpretarla y actuar en consecuencia a los niveles de confianza y a los tipos de relaciones que se pueden tener con ellas, desde un saludo sencillo, una amistad hasta una relación o encuentro consensuado.

No nos debemos excusar pensando que es una práctica cultural que hemos heredado o que es un tema de crianza, o algo mediático, o de manada que influye sobre nuestras conductas. Se sabe que la presión de grupo influye sobre los comportamientos de los individuos que pueden pensar diferente pero que al final se adaptan por un tema de pertenencia e identidad. Esas prácticas y rituales se pueden cambiar, podemos cortar la cadena negativa y construir nuevos rituales, que sean diferentes y que no terminen por generar violencia hacia la mujer. Esto me recuerda una campaña publicitaria de la Fundación Avon para la mujer de nombre “Decí no a la violencia de género”, donde muestran distintas formas de violencia en contra de la mujer, el acoso callejero, la violencia simbólica y la violencia psicológica, y lo que más me gusta de esta campaña, es que no aparece ninguna mujer, por la sencilla razón que es nuestro problema, no de ellas. Somos nosotros los que debemos hacernos cargo de esta situación, somos nosotros los que podemos cortar la cadena. Les dejo el link de la campaña en la descripción de este episodio.

En consecuencia, no está bien violentar a una mujer desde el lenguaje, decir cosas por creerse machitos, hacer piropos que la hagan sentir insegura o con miedo, no está bien.

No está bien que una mujer sienta miedo de caminar por una calle, de sentirse insegura por vestirse de alguna manera, no está bien que nuestra mirada genere prevenciones y nos dé el poder de la intimidación.

No está bien que una mujer se sienta acosada en un transporte público, que tenga que estar a la defensiva, o que se tenga que cambiar de lugar constantemente.

No está bien que un hombre intente forzar violentamente a una mujer a hacer algo que no quiere, porque esa violencia tan solo muestra la inseguridad del hombre al no poder relacionarse con los demás, y esos complejos que lo hacen asumir prácticas absurdas que les quitan la tranquilidad.

No está bien ninguna forma de acoso. No está bien. Es nuestra responsabilidad, hagámonos cargo. Cortemos la cadena, aprendamos a vivir como personas razonables, y civilizadas, no es complicado. Es simplemente entender que somos seres humanos que convivimos en un espacio, y que no debemos forzar a ninguna persona, ni debemos violentar a ninguna persona de ninguna manera, y mucho menos mujer. Hago este énfasis porque el machismo estructural en el que hemos estado, debe cambiar, se debe procesar distinto, y ellas ya han sufrido de mucho miedo, temor, angustia, soledad, introspección, y todo es responsabilidad del hombre. Dejémonos de joder ya y hagámonos cargo. No nos escudemos más en cosas como la cultura, la crianza, o el “soy así y no puedo cambiar” o el “qué dirán”, la violencia también se ejerce por acción o por omisión, paremos a nuestros amigos cuando hagan un acto violento hacia una mujer o de acoso o de violencia en la comunicación.

Podemos cambiar. Aunque toda mi vida he tratado de ser respetuoso, dado que he tenido mujeres referentes que han luchado por la reivindicación de la mujer en un mundo machista, yo soy consciente que en algún momento pude haber cometido algún acto por una mala interpretación, o dije algo que no debí decir, o hice sentir incómoda a alguna mujer en algún momento. Con o sin intención, no hay excusa. Por lo cual, en este medio, en este podcast, presento mis sinceras disculpas a todas las mujeres y exhorto a los hombres a que hagan lo mismo, a que cambiemos las prácticas, a que demos un entorno seguro para ellas. Ya la historia y el machismo las ha hecho sentir mal por mucho tiempo, y ellas han luchado por que se reconozcan sus derechos y exigencias. Es hora que nosotros apoyemos su lucha y cambiemos nuestras prácticas y rituales. Es nuestra responsabilidad, tenemos que hacernos cargo.

Reflexiones finales.

El acoso en cualquier manifestación es una violencia injustificada que no puede continuar. Hay que cambiar nuestras prácticas y rituales, y hay que hablar cuando creamos que alguien lo está haciendo mal. No permitamos que un problema que viene de nosotros se lo descarguemos a las mujeres sin hacernos cargo. Enfrentemos el problema, cambiemos esa noción de realidad que existe.

Quiero decir esto de una manera tajante: La mujer puede vestirse como quiera, puede usar lo que quiera, puede salir con quien quiera, puede bailar con quien quiera, puede hacer lo que quiera, y nosotros, hombres, no deberíamos hacerlas sentir mal, ni avergonzarlas, ni coartarles sus libertades, ni generar violencia hacia ellas. Debería ser un mandatorio para nuestras vidas.

La violencia de género y el acoso, son problemas que no se pueden validar y que son nuestra responsabilidad. Hagámonos cargo. Dejemos ya la pendejada. Vamos a romper estructuras y a construir unas nuevas mucho más justas, equilibradas, razonables y que inviten a dejar atrás cualquier acto de violencia.

Sé que este episodio generará algunos cayos, no me importa. Es algo que pienso y siento y quiero hacerlo público. Mujeres cuentan con mi palabra de que seguiré cambiando para cortar la cadena de la herencia machista, y que intentaré cada vez que pueda parar a los hombres que ejerzan este tipo de violencia. Nadie merece sentir pánico por el simple hecho de ser mujer.

Y mujeres, un favor muy personal, a veces hacemos cosas sin darnos cuenta, y aunque no es excusa, hágannoslo saber, para cambiar la práctica, la palabra, la mirada. Necesitamos aprender todos los días y ustedes son la mejor fuente de información. Que nos traguemos la incomodidad de hablar del tema. Esto hay que hablarlo, hay que hacerlo evidente. Exíjannos para ser mejores seres humanos.

Con estas reflexiones hemos terminado este nuevo episodio. Vamos a cambiar el trato, vamos a cortar la cadena ¿Quién se anima? Síganme en @camaleonenojado en Instagram, en @AndrésNovoa en Facebook, escríbame a [email protected], suscribánse a los canales en Spotify, en google podcast, en Apple podcast o en podnation. Una buena reflexión para todos y buena energía y admiración para todas.

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