Enero  28, 2022

Episodio 25: ¿Cuándo le daremos importancia a lo importante?

Reflexiones sobre el concepto “calidad de vida”
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Episode cover: ¿Cuándo le daremos importancia a lo importante?

Música: Camilo Monery

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Hola, mi nombre es Andrés Novoa y esto es KWX Kuwoxati podcast

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Episodio No 25

¿Cuándo le daremos importancia a lo importante?

Reflexiones sobre el concepto “calidad de vida”

Preludio

Me resulta bastante confuso cuando escucho hablar en muchos escenarios de la calidad de vida. Y me resulta confuso porque siento que ese término al final de cuentas es un invento discursivo y narrativo del sistema para hacernos pensar que debemos cumplir una serie de pasos, retos y niveles para la validación de la calidad de vida. Nos pasamos la vida tratando de alcanzar objetos de deseo impuestos por la publicidad, la comunicación y el mundo del dinero que se basa en la acumulación, el aparentar y el mal llamado “Status”, y tal como lo planteó Pepe Mujica, cito textualmente “Porque cuando yo compro algo, o tu, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata, pero con esta diferencia, la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta, y es miserable gastar la vida para perder la libertad”. Muy de la mano con esto, al final de cuentas ¿qué entendemos por calidad de vida? ¿existe? ¿será diferente para todos? ¿Se debería estandarizar para calcularla como un indicador? Los invito a escuchar algunas reflexiones sobre la calidad de vida.

Puntos de fuga

Cuesta comprender el concepto “calidad de vida” en toda su proporción. La calidad de vida es algo que logramos si cumplimos con una serie de parámetros, es una lectura del gobierno según datos y cifras que dan algunos indicadores, ¿será que realmente se puede medir la calidad de vida? Calidad tradicionalmente se asocia a excelencia, algo bueno, algo bien hecho. En las empresas lo asocian con procesos y productos y se generan certificaciones que miden otras instituciones por calidad, todo relacionado con cifras, con indicadores. Es algo estandarizado que otros que no sabemos si cuentan con “calidad” entre comillas, evalúan, certifican y premian. Al ser algo estandarizado, la calidad al final de cuentas termina siendo un parámetro para cumplir y en muchas oportunidades coarta la creatividad, la espontaneidad y las ideas.

Ahora bien, cuando asociamos la calidad a la vida, eso si que es más confuso aun. Porque todas las vidas son diferentes, porque cada persona tiene distintas necesidades y objetivos y la razón de esa calidad no es un indicador más, es la conjunción de todos los indicadores tangibles e intangibles, espontáneos, emocionales y cotidianos, que permiten a una persona disfrutar la vida, estar tranquilo, no tener estrés, compartir con su familia, establecer objetivos que le permitan hacer lo que quiere y no lo que debe, al final de cuentas, ser feliz en medio de todo el contexto y variables que nos presenta la vida. Al final la calidad del indicador está relacionada con objetivos del sistema de consumo, si trabaja, si produce dinero, si puede comprar objetos, si puede salir a restaurantes, si tiene capacidad de endeudamiento, si acumula, si consume, si gasta... es posible que para muchas personas esa sea su percepción de calidad de vida, pero insisto, todo el mundo ve la vida tan diferente que no podemos colocarla en un mismo costal tratando de medir por el simple hecho de medir.

Entonces es mejor que hablemos de tranquilidad, de disfrutar con las personas que uno quiere disfrutar, con hacer lo que uno quiere y le gusta hacer, con tener tiempo de calidad en las cosas que realmente son importantes. Piensen en la cantidad de personas que están frustradas con el trabajo que desarrollan, que se sienten tristes porque solo deben hacer lo que toca, porque no hay más oportunidades y por que el sistema de consumo aprieta todos los días, hay que pagar cuentas, hay que pagar transporte, hay que pagar gasolina, hay que comprar mercado, hay que pagar impuestos. Mucho hay y poco deseo. Se pasa la vida tratando de llegar a fin de mes con algo de dignidad, así nos maten las horas extras, los jefes pelotudos que no saben liderar, las empresas que se pasan por el fajo los derechos de los trabajadores, y la poca comprensión que existe a nivel institucional y empresarial de la importancia de la salud física y mental de los trabajadores. Hay que cumplir porque hay un contrato, hay que dedicarse a exclusivamente lo que dice el contrato pero si el jefe o la empresa pueden abusar, generan horarios infernales y entornos de trabajo de presión que terminan condicionando la vida. Hay con los abogados. Ese sería otro episodio. Me recuerda el capítulo de los Simpsons donde se preguntan “Te imaginas el mundo sin abogados” y todos aparecen felices tomados de la mano y cantando. Cómo lo digo, eso nos da pie a otro episodio completo.

Ahora pensemos en ese término, calidad de vida:

No es calidad de vida por ejemplo, pasar horas enteras en un transporte público malo y costoso para llegar a un trabajo poco valorado y mal pago.

No es calidad de vida, que el sistema esté bombardeando constantemente con objetos de deseo y capacidad de endeudamiento para que las personas tengan que estar atadas siempre a esto. Se compra el objeto y en un corto tiempo sale una nueva versión. Se que es un tema de decisión personal pero el sistema es maquiavélico, tiene muy pocas grietas pero no les interesa que podamos pensar.

No es calidad de vida no tener tiempo para compartir con la familia, con los amigos, para hacer algo que les gusta o para no hacer nada. No está bien dormir pocas horas o trabajar en exceso porque el sistema lo requiere.

No es calidad de vida pensar que la vida se trata de gastar y consumir porque el sistema nos lo impone. De que sirve tener un ropero lleno, un carro lujoso, una súper casa, si no tenemos una consciencia social, si no entendemos que no somos solos en el mundo y que nuestras acciones repercuten también en los demás. El sistema nos impuso un modelo narciso de individualidad extrema donde solo importa lo que acumulo, lo que hago, lo que tengo, lo que consigo. No hay una consciencia del otro.

No es calidad de vida la cultura de celador que nos han impuesto, la poca confianza que existe en las personas, no es calidad de vida que por algunos se condicione a todos. Un ejemplo de ello es cuando uno en un trabajo hace las cosas bien, pero por otro lado, otros hacen las cosas mal o no hacen nada. La respuesta siempre será, por esos que no hacen pagan todos, en vez de nivelar por arriba se nivela por abajo. Golpes constantes a la yugular de la confianza y la autoestima.

No es calidad de vida vivir dependientes de un celular, de un correo o de las redes sociales. Es tan fuerte y sistemático este problema que cuando uno se desconecta de los aparatos pareciera que está cometiendo un pecado. Intentar desconectarse es uno de los grandes retos de esta época.

No es calidad de vida vivir estresado por un trabajo, cansado todo el tiempo, esperando que pase la semana para intentar hacer algo los sábados y domingos. No es calidad de vida que no se piense en la salud mental de las personas, ver a los que nos la rompemos tratando de sobrevivir, mientras otros viven de la corrupción y la violencia en todas sus manifestaciones y que no pase nada.

No es calidad de vida ver que un gran porcentaje de nuestra población en Colombia vive en condiciones de pobreza y extrema pobreza.

No es calidad de vida salir de casa sintiendo miedo a ser robado y agredido, no es calidad de vida que las mujeres sientan miedo de caminar en una acera o estar en un transporte público porque pueden ser violentadas física, verbal o sexualmente. No es calidad de vida vivir con miedo carajo. Es una real mierda.

No es calidad de vida sentir que la salud mental es tan solo algo de lo que se habla, pero nada pasa con lo que sienten, piensan y viven las personas. Estamos hundidos en los indicadores, en lo que mal han llamado “productividad” y en todo lo que hace que seamos borregos en un sistema. Tanto que se habló del “gran hermano” a lo largo del tiempo, y hoy lo vivimos de manera implícita, nos vigilan todo el tiempo, no quieren que pensemos, no quieren que hagamos cosas. Nos imponen todo el tiempo conceptos, usted es feliz si hace esto, si compra este producto, si consume esta red social. Somos carne de cañón señoras y señores.

No son calidad de vida tantas cosas que terminan siendo un caldo de frustración para las personas. Piense realmente cuáles son los momentos en los que vive tranquilo, cuánto tiempo de su vida tiene para hacer lo que le gusta o para compartir con su familia, cuantas veces puede sonreír sin estar pensando en un indicador o un objetivo. ¿Ha intentado realizar su vida sin la vida que le impone el sistema con la publicidad, el cine, las series, la información de los medios y la institucionalidad? ¿Realmente existe la calidad de vida? ¿Saliendo del deber-ser, que quiere hacer? ¿qué lo hace feliz? ¿Qué lo hace estar tranquilo? Vivir es más que consumir y gastar, que trabajar y fracasar. ¿Que quiere de su vida?

Reflexiones finales

La búsqueda de mi tranquilidad trascendió un poco por preocuparme por mi salud física y mental. El estrés, la frustración, la presión constante por el trabajo me estaba llevando a tener una mala salud, me dolía el cuerpo, y no tenía una buena vida. Gracias a un amigo médico integrativo, comencé a entender lo realmente importante en mi vida, replanteé todo mi consumo, aprendí a comer de nuevo, cambié mis hábitos y fui soltando. Qué fuerte es soltar. Soltar lo que nos hace mal, lo que no nos aporta, lo que realmente no importa. Así, pude entender que lo que realmente quiero tiene muchas variables, pero que me permiten estar en esa búsqueda. Calidad de vida, no lo quiero, mis indicadores tal vez no son lo indicadores del sistema. Son más cualitativos, más emocionales, se interesan más en mi bienestar. Cuando tengo bienestar, puedo disfrutar más lo que me gusta y con las personas que me interesa. No es una fórmula mágica ni una receta de cocina, y a todos no les funciona igual. Cada persona debe hacer su propia búsqueda. Yo sigo en la mía y realmente tengo mayor claridad, salud y tranquilidad en lo que se puede. Se que me falta mucho más, pero sigo en foco.

La vida es aquí y es ahora como para andar perdiendo tiempo en cosas que no valen la pena. Hay que encontrar el foco, el camino, hay que disfrutar. Es un proceso individual. De nada le va a servir ganarse la lotería o tener un trabajo que le da mucho dinero, si no es feliz, si vive lleno de frustración o de problemas emocionales, mentales y físicos. ¿Qué es lo realmente importante?

Lo verdaderamente importante es diferente para todos. Hay que iniciar la búsqueda.

Con esto finalizamos un nuevo episodio de KWX Kuwoxati podcast en su segunda temporada. ¿Entiende que es la calidad de vida? ¿Qué no es calidad de vida? ¿Está tranquilo, feliz, sin estrés? Síganme en @camaleonenojado en Instagram, en @AndrésNovoa en Facebook, o escriba a través de la plataforma de podnation.co, o escríbame a [email protected]. Buena energía para todos.

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