Septiembre  12, 2021

El día que Reynaldo Durán Parra se cruzó en mi camino

Conocer y compartir momentos con Reynaldo de Jesús Durán Parra fue una experiencia sinigual. Recitar sus poemas también fue un reto a mi estilo y el producto de tales poesías escuchadas en la voz de quien escribe lo llenó de tanta alegría que le mitigó el dolor momentáneamente. Hoy duerme, pero esperamos verlo restablecido en un futuro cuando no haya más dolor, ni llanto.
Descansa en paz mi estimado vate y artista.
Tomado del libro inédito: Entre cartas y poemas (Castro, Tania. In press)

San Juan Nepomuceno, Abril 13 de 1958- Septiembre 12 de 2021


Preludio

Atrás quedaron los libros y escritos de odontología, aunque no están olvidados; me otorgaron el permiso para decir que tiene más sentido mi vida desde el día que descubrí que la poesía era indefectiblemente el ingrediente de picardía que añoraba mi mente. Mi paso por la academia me transportó al alma misma de la poesía plasmada primordialmente en el Cantar de los cantares de la Biblia, inspiración que luego se transformaría en una amalgama de prosa y verso dirigida a múltiples lectores dispuestos a pasar su vista por cada hoja llena de signos del lenguaje materno para luego interpretarlos mentalmente o traducirlos en sonidos.

Durante varios calendarios, cual minero en búsqueda del preciado metal o piedra preciosa excavaba con ahínco la génesis ideológica del sentir lírico de poetas y escritores que en algún momento recité o leí con admiración; cuando el libro “Antología poetas de San Juan Nepomuceno reunidos a la sombra de un tamarindo” llega a mis manos por medio de su compilador, quien a su vez es un gran amigo que comparte el gusto por el arte y la cultura, leí su inicio y final como es mi costumbre, para luego detenerme a leer con deleite cada uno de los poemas, tratar de sentir las emociones que pudo haber sentido su autor al momento de plasmar sus poesías y casi al final encuentro un novedoso decenario poético pincelado con un toque excepcional y el sello personal que delataría a su autor cuando manifiesta en forma escrita su sentir lírico en temáticas de carácter científico, místico, artístico y literario; expreso mi interés y permiso para recitar sus poemas retando a mi lozano estilo de recitación; al tiempo que me intrigaba conocer a este notable artista y pintor Sanjuanero por haber retado mi pensamiento crítico.

Deseo cumplido

Esa tarde del 24 de julio de 2021 cuando Reynaldo Durán Parra hace su entrada triunfal en un capítulo más de mi vida, el retador de mi pensamiento de orden superior; me puso a prueba sin intención cuando hablamos de los dioses inspiradores, de antropología, de la etimología de las palabras: caracucha y serpiente, a raíz de su cuadro con arena, hablamos de trivialidades no tan triviales y de las profundas verdades que tiene la naturaleza, el infinito, los planetas, el número místico y el porqué de los fenómenos naturales y corporales; la conversación fluía entre las risas y el encanto cual “viejos amigos” en un reencuentro. De repente una inoportuna puñalada trapera del cáncer que le estaba ganando la batalla detuvo su hablar pausado y por consideración ante mi inesperada visita intentó enmascararlo, sin embargo, mi vista curiosa y agudo sentido de observación me delataron al percatarse que yo había visto en su alma lo que estaba sufriendo.

Después que las prostaglandinas y la sustancia P se inmiscuyeran en nuestro ameno diálogo, el vate resiliente se reincorpora, saca un as bajo la manga y por enésima vez me deslumbra con tal habilidad que solo un artista y poeta de la talla de Reynaldo Durán Parra pudo haber escrito con certeza y dicción, me provoca sin intención al llamarme: “la mujer con una voz para adornar la poesía” entonces, me rindo ante el halago de sus palabras y leo para él el poema Cáncer; ese mismo que lo estaba consumiendo era al que le había compuesto versos para mitigar la aplastante indiferencia de quien lo iba a llevar al sueño profundo en un futuro cercano, no sabía cuando sería, pero sabía que su fin estaba próximo.

Promesa cumplida

Cuando estoy nuevamente entre los míos, me detengo a pensar en lo leído acerca del poema Cáncer y encuentro casi al instante de haberlo leído un mensaje de texto que instaba a emitir un concepto para satisfacer la curiosidad de poeta o artista. En ese instante yo me pregunto: ¿Todo un gran poeta con grandes honores y reconocimientos está pidiéndole su opinión a una aprendiz de poetisa?, Que tonta soy, el halago no es para él, es para mí viniendo de un gran lírico académico que ha llevado a la cumbre a muchos artistas que en algún momento pasaron por sus manos y hoy esos talentos tienen renombre gracias a la confianza que el gran Rey Durán depositara en las mentes de estos artistas reconocidos; esos diamantes en bruto que esculpiera en el pasado son los mismos que hoy lloran su ausencia y recuerdan su tesón como docente.

¿Y qué después de tu muerte?

Sencillo, ya te honraron en vida eso te lo llevas al sepulcro, ahora vienen los homenajes póstumos, esos que tú no verás pero que aliviará un poco el dolor de los que dejas. Aun así, más allá de cualquier homenaje póstumo, cartas y poemas en tu nombre, lo más importante de este mundo es la promesa de resurrección que Dios tiene guardada para los que confían en Él; basta con abrir la Biblia y tener la certeza y el consuelo contemplado en el libro de Juan en el capítulo 11 y en sus versículos 25 y 26:

25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Rey, me dejaste con los pinceles, pinturas, tintas y plumillas en la mano, ellos quedaron suspendidos en el letargo al no poder verse mezclados con maestría entre cartas y poemas, ahora me reclaman y yo ¿qué les voy a decir?

Conocer y compartir momentos con Reynaldo de Jesús Durán Parra fue una experiencia sinigual. Recitar sus poemas también fue un reto a mi estilo y el producto de tales poesías escuchadas en la voz de quien escribe lo llenó de tanta alegría que le mitigó el dolor momentáneamente. Hoy duerme, pero esperamos verlo restablecido en un futuro cuando no haya más dolor, ni llanto.

Descansa en paz mi estimado vate y artista.